viernes, 6 de marzo de 2009

Wodickko_tácticas y estrategias en su trabajo



Táctica
__Utiliza el lugar del mito; el edificio
__Ataque sorpresivo, frontal y nocturno
__Lo implícito en el edificio debe quedar explicitado

Estrategia
__ Quiere interrumpir ese viaje de ficción y del sonambulismo; turista-monumento
__ Desvelar las contradicciones de lo público-privado en las sociedades capitalistas y de la especulación
__Transformarlos (edificios y monumentos), de vestirlos dentro de su dureza de piedra, de resignificarlos por medio de la luz y las imágenes

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Los edificios y los monumentos no son sólo emplazamientos del discurso del poder, a la manera de panópticos, sino que son medios de reproducción simbólica, continua y sistemática, del mito general del poder y del deseo de poder. El edificio esculpe y concreta simbólicamente estas atribuciones de tono fetichista. Por lo tanto, el monumento y el edificio tienen vocación de inmovilidad, deben estar arraigados permanentemente al suelo, cuajando tiempo y espacio como hoyo negro de memoria, generando un aura de ritualidad que sostiene un orden de cosas. Buscan una mirada contemplativa, turística. La estrategia basada en la proyección sobre la superficie del edificio se inclina hacia la interrupción de ese viaje de ficción y del sonambulismo que provocan. Lo que debe quedar explícito en el edificio es un mito que debe concretarse visualmente y ser desenmascarado. Esto debe ocurrir en el mismo lugar del mito.

La Proyección pública que hace Wodiczko pretende cuestionar tanto la función como el titulo de propiedad de esa propiedad, desvelando las contradicciones de lo público-privado en las sociedades capitalistas y de la especulación. Como propiedad privada, la apariencia arquitectónica está debidamente protegida por la policía, las normativas de la ciudad y los guardianes. Por ello mismo, el ataque debe ser sorpresivo, frontal y nocturno. No es gratuito que la operancia de las proyecciones estribe en su ejecución nocturna, cuando el edificio está adormecido de sus funciones diurnas y su cuerpo sueña. La proyección es una especie de pesadilla intrusiva que opera como un ataque simbólico. Wodiczko lo apunta con precisión al hacer notar que, al introducir la técnica de un montaje de diapositivas en el exterior y con el lenguaje inmediatamente reconocible de la imaginería popular, la proyección pública puede convertirse en un contra-ritual estético comunal. Transformarse en un festival urbano nocturno, en un teatro épico arquitectónico, invitando al mismo tiempo a la reflexión y a la relajación, donde el espectador callejero sigue las formas narrativas comprometido emocionalmente y en un ejercicio de distanciamiento crítico.


El trabajo global de las proyecciones públicas se inscribe dentro de la estrategia contraofensiva frente a la especulación inmobiliaria que pretende devastar los centros históricos y los emplazamientos públicos mediante la lógica de creación de la ciudad-monumento en donde la historia se convierte en la versión oficial de la burocracia esculpida en las piedras de cada monumento. En este sentido y a diferencia de la contracultura que insiste en derruir los monumentos para acabar con las viejas historias, Wodiczco ha trabajado con la estrategia de transformarlos, de vestirlos dentro de su dureza de piedra, de resignificarlos por medio de la luz y las imágenes. De lo que se trata es de proyectar sobre el monumento una imagen que se corresponda con la vida e impregnarlo de una cosa real. La ironía estriba en que la apariencia lograda no moldea la piedra sino que se mantiene como una imagen mediática, reconocible, como una especie de cita, una cuña o un trastrocamiento de la imagen.

Si se atiende a lo que sostenía Bataille acerca de que la arquitectura es el sistema de los sistemas en el que queda excluido todo tipo de alteridad, las proyecciones de Wodiczko podrían ser calificadas de contraarquitectura por su interés en destacar las contradicciones en el discurso ligado a la piedra. Habría que subrayar que la arquitectura no sólo representa un modelo sino que lo crea con mayor eficacia; no sólo es el símbolo del orden social y la estabilidad sino que lo impone en gran medida. La arquitectura monumental sería la culminación de un idealismo que sostiene, muy materialmente, una reproducción conservadora de su propia existencia.

Si la misión primordial del edificio es permanecer quieto y estar arraigado de manera permanente al suelo, es decir, operar con una misión estática de anexión de tiempo y territorio, estar inmovil, ser inmueble, se crea un efecto de sonámbulo: uno gira alrededor presa de un encantamiento extraño que aparece acentuado en los ejercicios contemplativos de los turistas. Por lo mismo, las proyecciones de Wodiczko buscan detener ese ritual ideológico, "interrumpir ese viaje-de-ficción, paralizar el movimiento sonámbulo" y restaurar un enfoque público mediante una concentración en el edificio y su arquitectura. Lo implícito en el edificio debe quedar explicitado: el mito debe concretarse visualmente y desenmascararse de modo que la gente espectadora pueda observarlo y celebrar su definitiva capitulación final. No resulta extraño, por lo mismo, que las proyecciones sean una auténtica fiesta ritual en donde se constituye una comunidad emocional (como la describe Maffesoli), una orgía de la comunicación, un teatro épico arquitectónico en el que las cosas son desnudadas con la fuerza de la luz.

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